Soy una mujer Tolimense; alegre, organizada, ordenada y amorosa, como buena Libra. Me crié en Yavy, una vereda hermosa de Natagaima, con potreros, pesebreras, montañas, paisajes, quebradas y bordeada por el imponente río Magdalena.
Estando ya casada con Jesús Emilio Zabala y con mis dos hijos Diana Marcela y Juan Camilo, a los 32 años en 1995, motivada por los consejos de una gran amiga, Melba Bonilla de Bohórquez, [-].D. Quien se convirtió en una segunda madre, con mi llegada a Cali, inicié estudios de pintura en pastel, con Olga Lucía López. Los pasteles en tiza son un medio magnífico, que ofrece una amplia variedad de colores, que permiten trabajar con la yema de los dedos, para poder plasmar en el papel, las maravillas de la naturaleza.
Me dediqué a pintar paisajes, frutas y flores en sentido figurativo, que permiten mayor amplitud y libertad, descubrí que pintar es un deleite, enaltece lo lindo de la vida. “Cuando estoy pintando, acompañada siempre de música y llevada por el sentimiento, me olvido del resto del mundo, para expresar lo que siento”.
Involucrada en esta aventura del color y luz y con las ganas de explorar otras técnicas, a finales de 1999, inicié óleo. Durante siglos, los óleos han sido el medio de pintar más famoso, y con sobrados motivos. En este campo se trabaja con pinceles y se plasma la obra sobre lienzo.
Metida en este mundo, he aprendido a observar la naturaleza, para captar sensaciones e imágenes llenas de emotividad y armonía y toma importancia la luz y el color. En esta carrera me falta mucho por aprender, por eso en este momento alterno las clases, con dos profesoras: Olga Lucía López y Sofía González. Estoy aprendiendo el manejo de la espátula para poder dar mejor realidad a mis Obras.
He pintado muchas obras de las cuales la mayoría he vendido, y aunque vivir del arte no es fácil y con la disculpa de que el tiempo que dedico a mi familia es mucho, frente al que me queda para pintar, si me dedicara sólo a este oficio, estoy segura de que me iría muy bien y viviría del arte.
El mundo de la lencería también me gusta y lo realizo, este arte es sinónimo de delicadeza y tradición; aunque decayó por la velocidad de la industria y la vida diaria, por fortuna no pasará de moda. He elaborado piezas bordadas en punto de cruz y crochet (toallas de cortesía que adornan el cuarto de baño, cenefas, carpetas, pie de camas y blusas).
En el año 2001 quise alternar los lienzos con la madera y tomé cursos en la escuela “Obra Negra”, porque al igual que puedes pintar una obra en un lienzo, lo puedes hacer sobre la madera. En la época de la Colonia llegó esta tradición a Colombia, proveniente de Europa. Crear adornos originales, cajas, baúles pintados con flores, paisajes, frutas y figuras insinuadas. Aprendí a trabajar los acabados en piezas de madera, lijar y dar terminados en tintilla y envejecidos, marcos de madera para espejos, cuadros, lámparas y objetos de decoración. Soy una convencida que para vivir, lo fundamental es el AMOR. No creo que exista una receta para ser feliz. Por eso es ilógico que un país con tantos inconvenientes como el nuestro, no apreciemos la magia y la belleza de tantas riquezas naturales, las cuales se pueden plasmar en una obra de arte .